domingo, 21 de junio de 2020

Semana 14


Querido diario: 

Porque te escribo todas las semanas, sino habría perdido la cuenta del tiempo que llevamos en este mal sueño. 

Estrenando la no sé si ansiada “nueva normalidad” veo que ya poco a poco nos acostumbramos a lo que viene: el “me pongo la mascarilla y bajo” ha sustituido a “solo me queda calzarme” y la tenemoslista junto a otros complementos. Es curioso ver a la gente toda arreglada con la mascarilla y los más fashion intentan combinarla con el resto del outfit. Qué cosas... 

También he visto que para demostrar que la gente te importa no es necesario darle un abrazo o dos besos, estar con ellas y compartir confidencias, aunque sea tras la mascarilla. Vamos a tardar en darnos esos achuchones. 

Esta semana volví a Madrid, antes de la gran desescalada que se prevé ya para la semana que viene. Vuelta a una semirutina al menos dos días por semana. 

Esta vez mi motivo fue salir de dudas y ver si soy apta para mezclarme con más gente y de momento no tengo que aislarme. 

Ahora ya la gente que está en la calle no pasea o hace deporte, hace lo que hacía antes, con mascarilla, guardando la distancia y con chorrazo de alcohol para todo, eso sí...

Mientras nosotros pensamos ya en volver del todo a la rutina, enmascarados, hay osados que piensan hasta en las vacaciones!!! Esta semana yo he vuelto a mirar a Oriente, donde parece que tienen la versión actualizada del bicho y vuelven a cerrar colegios, negocios e incluso barrios!! Por favor, ¡otra vez no!

Que al menos nos deje disfrutar un poco de este nuevo escenario, que nos dé un respiro, que nuestra sanidad y economía puedan tomar un poco de aire...

Decimos adiós al estado de alarma... Empezamos el del sentido común. Vamos a por ello despacito y con buena letra... Te iré informando. Nos vemos en la nueva normalidad. Un placer. 
             


         

domingo, 14 de junio de 2020

Semana 13

Querido diario:

Ya se va acercando nuestra despedida... la nueva normalidad está cada vez más cerca y ya nos metemos de lleno en la rutina... me da una pereza, y miedo, bastante...

El balón echó a rodar esta semana, así que la sección de deportes ha dejado de contar historias de superación para volver a lo de antes...

Esta semana fue mi primer contacto con Madrid después de hace tres meses y, salvo que la gente lleva mascarilla y pasea menos apretujada, no noté mucha diferencia, aunque he de confesarte que estaba muy nerviosa y sentarme en el metro me costó, eso sí no toqué nada.

También esta semana, ¡¡por fin!!, dije adiós a That’s English!. Fue muy raro hacer el Speaking en casa hablando con el profesor por web cam. Pero es lo que toca y hacia lo que vamos... así que las consejerías de Educación y el Ministerio empiezan a ponerse las pilas en teleformación, mientras que las escuelas de negocios empiezan a explotar todas las posibilidades que tiene. Gran invento y gran barrera si no se dota de accesibilidad. Espero que los que mandan se den cuenta que hay personas con discapacidad a los que esto no le está poniendo las cosas fáciles. Personas que de momento no se han tenido muy en cuenta en las decisiones y encima el Gobierno no hace más que recortar el gasto social para destinarlo a otras partidas. Alegría...

Esta semana el mundo sigue manifestándose: contra el racismo, la injusticia, la brutalidad policial, el paro, el cierre de empresas... levanta la voz, pero no hay quien escuche... Ahora hay otro asunto pendiente.

En España vamos sin frenos en la desescalada y en breve salimos del estado de alarma y todo queda en manos de nuestro sentido común y responsabilidad. Y mientras, me vuelven imágenes a la cabeza de cuando empezaron las noticias sobre el coronavirus y se producen rebrotes y vuelven a hablarse de muertos “con patologías previas”. Yo, de momento, invierto en mejorar mi espacio de trabajo y en cachivaches para ponerme en forma por lo que pueda venir.

Mientras escribo esto tenía como alternativa estar dando un paseo por Madrid, pero cada vez me cuesta más salir de la terraza de la esquina. No sé si será el llamado “síndrome de la cabaña” del que tanto se habla estos días o, más bien, que hay poco sentido común y bastante irresponsable suelto. Así que, como decía Dorothy en la película de “El Mago de Oz”: “se está mejor en casa que en ningún otro sitio”.



domingo, 7 de junio de 2020

Semana 12

Querido diario:

Parece que pasamos a cuartos y vamos a la fase 2. Utilizo un símil futbolístico porque, después de estar casi 50 días sin hablar casi de fútbol en los informativos, el lunes vuelve la liga. Las clases no... primero el circo... y ya sabemos cómo entrenan los equipos, los controles a los que se someten, el calendario de la liga y el horario de los partidos, que, de momento parece ser que van a ser a puerta cerrada y con el público en sus casas. El balón vuelve a rodar. La nueva normalidad...

Poco a poco vamos saliendo (bueno yo sigo en fase 0 y salgo para lo imprescindible) y como desde el Gobierno resucitan a gente y no cuentan nuevas muertes, pues la gente se confía. Ya el virus no parece tan malo...

Pero los contagios suben y las muertes. Aunque el Ministerio de Sanidad diga un número, las estadísticas oficiales hablan de otro y de mucho sufrimiento.

Hablando de sufrimiento. Esta semana ha tenido un color: el negro. Un hashtag (#blackOutTuesday). Un movimiento: Black Lives Matter. Un código de tiempo: 8 minutos y 46 segundos. Un grito: “I can’t breath”. Y un nombre: George Floyd. Un hombre afroamericano que murió por asfixia por falta de oxígeno durante más de 8 minutos, tras su arresto en Mineápolis, según algunos medios, por intentar hacer una compra con un supuesto billete falso de 20 dólares en una tienda.

La muerte de Floyd fue grabada y pronto se hizo viral, despertando manifestaciones y protestas que se extendieron por todo el país e incluso a otras partes del mundo y al movimiento Black Lives Matter, para protestar por su muerte y la de otros casos de asesinatos de gente afroamericana por parte de la policía, pedir justicia y contra la discriminación racial. Lo mejor para una pandemia mundial...

Esta semana me he puesto a pensar en esa nueva normalidad que nos espera. Según expertos en el tema viene definida por tres palabras: solidaridad, tecnología y ecología. La primera... Bueno... al principio de esto fue una constante, pero ahora que volvemos a la “rutina” creo que nos estamos olvidando y solo hay que ver lo solidaria que es la gente saltándose las normas y poniendo en peligro al resto. Afortunadamente son pocos, pero ahí están.. Pero muchos, de forma presencial o aportando lo que podemos, hacemos que poco a poco se pueda salir de esta. La unión es fundamental.

Tecnología. Sin duda. Esto ha demostrado que no es necesario pasar tres horas en el transporte público y que se puede trabajar desde casa. La tecnología es la gran aliada. Es la que nos ha permitido estar en contacto, alimentarnos, hacer ejercicio, visitar museos y partes remotas o asistir a conciertos sin movernos de nuestro salón. La que ha abastecido de EPIS a quienes más lo necesitaban a través de los makers y sus impresoras 3D (que no 4D como dijo el presi). Ahora toca el desarrollo de app para controlar los contagios o la incorporación de robots en zonas de riesgo. Las oportunidades son muchas.

La naturaleza ya nos ha avisado. Íbamos por mal camino y es el momento de reflexionar y apostar por lo verde. Servidora ya está mirando una bici para pequeños desplazamientos... Mientras hemos estado confinados osos, ciervos, zorros... se han paseado tan ricamente por nuestras ciudades. El calentamiento global y la acción humana está acabando con especies y ecosistemas haciendo que el ser humano esté más expuesto a especies animales portadoras de todo tipo de enfermedades, aumentando el riesgo de contagio y para muestra mirar los últimos seis meses del año. Nos estamos cargando la vacuna natural a muchos coronavirus. Mensaje para los que tiran las mascarillas y guantes por las calles y por donde pillan...

Lo que está claro es que esa nueva normalidad a la que vamos va a ser menos sociable, con menos contacto, más ordenada e higiénica y con nuevas rutinas y escenarios que, al principio nos chocarán, pero luego nos acostumbraremos a ello.

Pero también vendrá acompañada (espero) de un cambio de valores, donde lo importante sea aquello que te hace rico emocionalmente (familia, amigos, tu cuidado) y no económicamente.

Nos vemos en la fase 2, ya nos queda menos...


domingo, 31 de mayo de 2020

Semana 11

Querido diario:

Ya estamos en la fase 1, aunque yo siga viviendo en la cero. En parte por obligación, que hartura de exámenes...

En la fase 1 te permiten reunirte con hasta 10 personas en una terraza o en una casa y eso es lo que he hecho: reunirme y celebrar que podía hacerlo. No te lo vas a creer, pero estaba muy nerviosa, parecía una primera cita: estudiando qué ponerte (estos días iba con ropa vieja cuando salía a comprar) y, sobre todo, qué protocolo seguirías a la vuelta. Finalmente, lo mejor es la naturalidad e integrar nuevos hábitos en esta nueva rutina. Choque de codo y  listo. Aunque lo mejor ha sido volver a encontrarse con la familia, aunque haya sido con distancia y sin abrazos ni besos.

Una nueva rutina o normalidad que viene con programas de televisión sin público, con aforos limitados en los locales, con carteles de flujos de circulación de personas, con geles de alcohol everywhere, con transportes medio vacíos, con sonrisas ocultas, con abrazos a distancia, con marcas de ropa lanzando mascarillas reutilizables, con coreografías sin portés y bailarines enmascarados, con reporteros con mascarillas y guantes...

Reporteros que expresan su asombro ante la performance que se desarrolla en nuestras instituciones políticas y a cargo de aquellos que tienen el volante de este coche que muchas veces parece circular a toda velocidad y sin frenos.

Y mientras se representa esa especie de tragedia griega (con sacrificios incluidos) las cifras van también a su aire. Es que muchos datos estaban repetidos o los responsables de mandar los datos desde las Comunidades Autónomas que no saben contar. Finalmente, a mediados de semana se obró el milagro y cerca de 2000 personas desaparecieron del balance de fallecidos. Ríete de la resurrección de Lázaro...

Y mientras la opinión pública se fijaba en un dato, aparecían otras estadísticas (descenso en el número de pensionistas y número de muertes en marzo) que hacían ver que el Gobierno y los que cuentan no son de ciencias a juzgar lo mal que se les dan los números...

Sean una cantidad u otra, lo cierto es que se han encendido nuevas estrellas en el cielo y en honor a ellas España está de luto que empezó parándose durante un minuto. Díez días en honor a las 27.127 víctimas oficiales a día de hoy.

Pero la vida sigue y las terrazas y las calles vuelven a llenarse como si estos dos meses encerrados y aplaudiendo en los balcones hubieran sido un capítulo de una serie.

Pero no. Es real y el virus sigue a lo suyo (aunque ahora dicen que más débil) y está en nuestras manos evitar otro mal capítulo. Solo hay que hacer las cosas bien ¿Seremos capaces?



domingo, 24 de mayo de 2020

Semana 10

Querido diario:

Si te digo la verdad ya me cuesta contarte novedades. La rutina me ha llegado al confinamiento.

Esta semana, mientras nos vamos metiendo poco a poco en la nueva normalidad, se ha decretado una nueva prórroga del estado de alarma hasta casi el verano. A partir de entonces nuestra movilidad deja de estar restringida y papá Estado nos suelta la mano a ver si nos portamos bien.

Salvo para comprar e ir a la farmacia apenas he salido, a ver si esta vez ya me libró del día de la marmota del inglés...

Esta semana ya me he puesto de lleno a empezar las mañanas con más ganas y ya soy otra más a empezar el día con ¡¡¡”Las mañanas milagrosas”!!!

Uno de los hábitos son los agradecimientos y cada día me siento a los pies de la cama y pienso en a qué le doy gracias. Y la verdad es que la lista es larga y hay tanto bueno como malo. De todo se aprende y se extrae una experiencia y eso es lo que cuenta.

Hablando de experiencias, ya está más cerca la posibilidad de encontrarme con la familia y las cañas del domingo, con un poco de suerte y respetando las normas, podrán dejar de ser virtuales. Madrid ha hecho los deberes y pasamos a la fase 1 de la desescalada!!!

Así que mientras avanzamos, entre reading y listening, sigo leyendo y formándome. Estoy enganchada a los cursos de Google para periodistas y sus herramientas.

Esta semana se ha impuesto la obligación de llevar mascarilla. Me estoy dejando el sueldo en comprarlas. Es el nuevo “póntelo pónselo” del siglo XXI. Espero que esta vez el eslogan sea temporal.

La fase 1. Un paso más al final del túnel. ¿Te acuerdas eso que de esta saldríamos más solidarios? Pues me parece que va a ser que no... Ahora que ya tenemos más libertad, cada uno vuelve a pensar en lo suyo. Aunque hay quienes piensan que todavía está libertad no es suficiente y se manifiestan contra el Gobierno en coche por Madrid con la bandera de España, y otros sacan otra bandera y les insultan, y así andamos a vueltas con las banderas y España dividida. ¿El lema no era que este virus lo paramos unidos? Ha durado poco...

Mañana a ver qué tal se nos da a los madrileños lo de empezar a poder reunirnos con familiares y amigos y compartir con ellos un tinto de verano en la terraza.

Si te digo la verdad, tengo una extraña mezcla de alegría y preocupación. La responsabilidad y la cautela no es algo que caracterice a la gran parte del ser humano y temo un nuevo repunte, de hecho hoy la curva ha subido un poco: hemos superado los 236.000 contagios y se han apagado cerca de 29.000 vidas.

Un pasito más...



domingo, 17 de mayo de 2020

Semana 9

Querido diario:

Ya van tres meses sin tocarnos,  sin besarnos o abrazarnos. Hablándonos de lejos y, si coincidimos con conocidos en la calle, apenas cruzamos unas palabras. “Ya seguimos hablando luego por videollamada mejor”.

Así estamos... besándonos por la cámara, brindando, abrazando al móvil, celebrando cumpleaños y demás eventos, asistiendo a clase y deseándonos buenas noches a través de la tecnología.

En estos meses el móvil, el ordenador, el IPad o la tablet son nuestra llave de contacto con el exterior... hasta los exámenes los hacemos desde casa. La nueva normalidad... 

Los que somos digitales tenemos suerte y la tecnología es nuestro aliado, pero para muchos de nuestros mayores y las personas con discapacidad no ocurre así y les aísla todavía más si cabe...

A la crisis económica que esto está suponiendo, se está sumando una crisis emocional y de valores muy importante. Cierta gente, vinculada a ciertos partidos, empieza a estar harta de que esta situación no les deje hacer una vida normal y, con la excusa del patriotismo y la defensa de las libertades, se echan a las calles cacerolas en mano y envueltos en la bandera de España para pedir la dimisión del Gobierno y, de paso, hacer gala de su solidaridad y poder dar al traste con estos dos meses de lucha contra la pandemia.

Creí que este virus que había transformado nuestras vidas, que nos ha acercado más a nuestras familias y amigos, que ha hecho que descubramos en nosotros nuevos talentos y nos ha dado tiempo para la introspección, provocaría también un cambio en la mentalidad de la gente. Todo lo contrario. Conforme se relajan las medidas de confinamiento vuelve a salir el egoísmo, el interés particular, el no preocuparse por el otro, la falta de responsabilidad. 

Ya no se habla de las más de 27.600 personas que se ha llevado por delante este bicho, de las 231.000 contagiadas y la lucha de los sanitarios y otros que entraban en el aplauso de las 8 de la tarde, sino de a ver cómo me puedo saltar las normas y a ver cuando pasamos de fase en Madrid para ir a las terracitas. Porque la solidaridad no va en nuestro ADN... pero disfrutar de un tinto de verano al sol...

La Organización Mundial de la Salud (OMS) comienza a alertar de una nueva ola (el que avisa no es traidor) que puede ser más letal que esta y que los países no bajen la guardia y se preparen.

Ojalá esta vez los escuchemos, y también esos padres que veo ahora por mi ventana hablar todos juntos como si nada mientras su niños juegan, o esos grupos de adolescentes que bajan a hacer botellón al parque o las señoras que se ponen a andar kilómetros, mezclándose con gente haciendo deporte y con la mascarilla de adorno. Ojalá los escuchemos y nos preparemos social, sanitaria y económicamente, porque no creo que la economía mundial aguante otra embestida. De nosotros depende...


domingo, 10 de mayo de 2020

Semana 8

Querido diario:

...se apagaron los aplausos...

Hemos entrado en la Fase 0 de la famosa desescalada y, por lo que veo en la calle, creo que, al menos en Madrid, nos quedamos en ella (como así ha sido...)

Esta semana mi sentimiento dominante ha sido la indignación. He comenzado a hacer uso del permiso que nos han dado y he empezado a mover las piernas (dos meses metida en casa pagan factura).

Las personas que hacemos deporte tenemos dos franjas horarias reservadas: de 6 a 10 y de 20 a 23 horas, compartiendo espacio con las personas que salen a andar y, de paso, a saltarse normas establecidas e ir a sitios bastante frecuentados, en muchos casos sin protección. Que aquí cuando nos dan normas, vemos cómo saltarlas...

El salir a la calle no quiere decir que el virus se haya ido, significa, como dijo un médico por Twitter, que, si no se es responsable, hay una cama libre en la UCI.

Y en eso de responsabilidad no andamos sobrados... pero si en quejarnos de porqué no podemos hacer lo que hacíamos antes. ¿Quizá porque estamos en una situación de crisis sanitaria por una pandemia?

Yo creí que sería más sencillo... Que al hablar de salud y vidas, lo cogeríamos... que esto va de protegerse a uno mismo y al resto... de practicar esa solidaridad que hemos visto en los balcones y al principio del confinamiento... Pero que va... en cuanto han dado libertad, ha vuelto el egoísmo y la solidaridad se ha esfumado... mientras no me toque a mí... luego volveremos a llorar...

La gente no se da cuenta de que el mundo ha cambiado. No solo fuera, con una naturaleza más agradecida, sino que nuestra rutina también se ha visto afectada y las reglas sociales también y el final de esta lucha debe ser una victoria colectiva... “win to win”... Ahora nuestro papel ha cambiado. Ya no hacemos solo el bien quedándonos en casa, sino también cuidando de los que nos rodean, y no son solo nuestro círculo cercano, sino aquellos con los que coincidimos en la calle.

No podemos verlo... pero el virus sigue ahí y ya ha puesto fin a cerca de 27.000 vidas...

Mientras, seguiremos bajando peldaños... si nos dejan, por una escalera a oscuras, que no parece de estar del todo segura y en la que más de un escalón pueda darnos alguna sorpresa y provocar un accidente... no lo agravemos...




sábado, 2 de mayo de 2020

Semana 7

Querido diario:

Siete semanas!!! Se dice pronto. Siete semanas en las que he salido un total de 12 veces a la calle.

Si la semana pasada se hablaba de la famosa desescalada, esta semana ya hemos conocido cómo será. Bueno, lo hemos intuido... porque la explicación del presidente de nuestro Gobierno era de traca, menos mal que luego dejaba los apuntes.

De momento, seguimos en estado de alarma y esta semana ya podemos salir todos a la calle, incluso podemos correr!!! Pero eso sí, por franjas horarias y siguiendo un orden: primero los deportistas y la gente que quiera dar un paseo, luego las personas mayores y después los niños.

Mientras, me imagino cómo será eso que el presi, mientras presentaba las fases de la desescalada, denominó “volver a la nueva normalidad”. La fase final. “La nueva normalité” cómo empieza a llamarse en los círculos finos. Para empezar, esto es un poco incongruente, pues, si nunca hemos estado en esa normalidad, cómo es posible volver a ella...

El lunes empieza el camino hacia esa normalidad extraña. Es la denominada Fase 0 y en ella no se puede hacer mucho, salvo pedir comida para llevar en bares y restaurantes y ponerse en lista de espera para que te atiendan en algunos comercios previa cita. Habrá que pedirle raciones al bar de abajo para disfrutar en confinamiento porque esta situación puede ser su ruina.

Porque esa es otra de las secuelas que nos ha dejado el virus chino: la ruina del país, una tasa de paro cercana al 15% y la economía por los suelos. De esta va a costar salir y todos tendremos que arrimar el hombro.

Estado y comunidades autónomas van preparando esa desescalada en diversos ámbitos. Yo imaginaba que cuando saliéramos de nuevo a la calle iríamos con lecciones aprendidas: como apostar por lo sostenible y ecológico y, para empezar, y con el fin de evitar contagios, se pide utilizar el transporte privado... vaya...

Yo esperaba una sociedad más organizada y solidaria, donde la salud y la responsabilidad fueran prioritarias a la presencia y a la masificación, pero siempre hay irresponsables que pueden dar al traste con todo el trabajo de estas semanas, ya sean políticos o civiles. Otra decepción. De hecho esta semana ese ha sido mi sentimiento dominante.

Los aplausos ya son más débiles y las redes sociales se llenan de manifestaciones virtuales de sanitarios que piden que no se aplauda. Que lo que quieren son test y protección. Menos aplausos y más dignidad. Los hospitales improvisados empiezan a desmantelarse y las UCIS empiezan a liberarse, así que muchas personas dejan de ser necesarias y ven finalizado su contrato por un valor irrisorio, después de haberse jugado su vida... Espero que este sea uno de los asuntos que se trate en esa nueva etapa que nos espera.

Aunque parece que se ve luz al final del túnel, seguimos dentro de él... Pero hay quien no lo ve así y se para de charleta con el vecino como si no pasara nada. Cierto es que la famosa curva ya va en picado, pero se siguen reportando contagios y víctimas... y recuperados!!! Mientras escribo esto ya han superado al bicho 117.000 personas.

Mañana yo saldré a correr y a dedicar mis primeros kilómetros al aire libre a 25.000 personas y a todos aquellos que lo han dado todo durante este tiempo y lo siguen dando. Por ellos mi aplauso y mi primera carrera fuera de casa.


sábado, 25 de abril de 2020

Semana 6

Querido diario:

Yo ya no salgo... Ya he integrado del todo (deporte incluido) mi rutina en el encierro... así que cuando empecemos a salir voy a echar de menos aspectos de mi nueva rutina, sobre todo el teletrabajo...

Y es que en esta semana el desconfinamiento, la desescalada, el fin del encierro... ha sido el trending topic. Primero para los niños, que han pasado de poder acompañar a sus padres a hacer la compra y a la farmacia (grandes sitios para ir con un niño pequeño), a pasear con un adulto, durante una hora, y en un entorno de un kilómetro como máximo alrededor de su domicilio.

El resto en casita y salir lo justo, que todavía queda... Por Internet se mueven varios supuestos sobre el proceso, pero todavía nada es seguro. Lo que está claro es que vamos a tardar en compartir momentos más allá del zoom o el Skype.

Ya se va notando el cansancio. El aplauso de las 20 horas cada vez es más apagado y nuestros héroes van volviendo a sus casas a encerrarse y aislarse, porque a muchos no se les ha hecho todavía test y más vale prevenir. Y lo peor, muchos se encuentran con el rechazo de sus vecinos. Hay que ser... Pero ellos siguen luchando, aunque no tengan las condiciones necesarias de seguridad. Por eso, estos días no piden aplausos, piden ayuda y que la gente se solidarice con ellos. No merecen ese tratamiento...


Por mi parte sigo sacando provecho de esto. Al estudio y visionado de series le uno el de vídeos y webinars. Esta semana recordé los tiempos de la facultad en una clase sobre redacción periodística y fake news con Juan Luis Cebrián, ahora presidente de Honor de El País y autor del libro apocalíptico “La red” que tuve que leerme en la facultad. Ya en 1998, con Internet llamando a la puerta, Cebrián hablaba de la revolución que supondría el nuevo mundo que se avecinaba.

En mi lista de nuevas rutinas he terminado de leerme un libro que dejé colgado. Una serie de pequeñas historias protagonizadas por mujeres. Por supuesto todo digital. Benditos Kindle y Apple Books.

Como nos enseñó la directora de la principal agencia de comunicación de China a los que asistimos a su charla virtual, en China los bytes han sustituido a lo analógico, pues el objetivo es que haya el menos contacto posible con lo exterior. Me llamó la atención que la campaña de una importante marca de deporte venerada por los runners decidiera lanzar sus nuevas zapatillas centrándose en los repartidores (otros héroes) y no en los corredores.

Hablando de correr... mientras escribo esto, en condiciones normales habría estado preparando todo para mañana madrugar e ir a correr una de las citas más importantes del calendario runnero del año: la media y maratón de Madrid. Al final la corro!!... en casa... Va a ser especial, pues va dedicada a quienes este bicho ha borrado sus ilusiones y en favor de una organización que trabaja para que aquellos a los que, no la enfermedad, pero sí la situación, les ha dejado en desventaja. Por ellos van mis paseos del domingo por casa, espero que mis vecinos sean comprensivos...

Más de 95.000 recuperados!!! Un día menos...


domingo, 19 de abril de 2020

Semana 5

Querido diario:

Esta semana ha sido como montar en una montaña rusa con triple looping. El confinamiento empieza a pesar en el ánimo...

Estos días me he dedicado sobre todo a meditar, estudiar y leer. De repente te miras las manos y tocas la nada... lo que te recuerda que eso será lo que puedas tocar durante mucho tiempo cuando estés con otra persona... que triste, con lo bien que vienen los abrazos. Las palabras están bien y animan, pero un abrazo es reconfortante y va a pasar muuuucho tiempo para darlo y recibirlo.

He terminado de leer uno de los mejores libros que hay sobre la resiliencia. Dícese de la capacidad de los seres humanos para adaptarse positivamente a las situaciones adversas, y el gran tratado es de Víctor Frankl, superviviente a varios campos de concentración, entre ellos Auschwitz y Dachau.

Mientras, el Gobierno cada día da las cifras de la evolución de la pandemia y novedades al respecto. Desconozco si la curva baja, se mantiene, sigue subiendo... he perdido la cuenta y ya no me fío, pues tan pronto baja como sube. Lo que no para de aumentar, aunque a un ritmo más lento, son las víctimas. Mientras escribo esto han superado las 20.000 (por fortuna las personas que han superado el Covid-19 también aumenta y está cerca de los 75.000!!).

Cifras... Como decía Víctor Frankl se nos olvida que detrás de estos números había unas ilusiones, un futuro, una vida, una persona, un nombre...

Los aplausos y los agradecimientos continúan. Ya son más cortos y menos intensos.. pero al finalizarlos no nos metemos en casa. Nos quedamos asomados a la ventana mientras nos miramos entre nosotros expresando una mezcla de extrañeza, de esperanza, de desánimo... hasta que pasa un coche de Policía o de Protección Civil que es cuando el aplauso se retoma y se vuelve más intenso. Ellos saben la realidad de lo que hay fuera y de lo que nos protegemos. A nosotros solo nos llegan datos y vídeos de sanitarios bailando y políticos hablando, peleándose e improvisando.

Mientras llega la ansiada cura o la vacuna solo nos queda ser responsables con nosotros y con el resto y quedarnos en casa.

Ya queda menos...

Dilegua, oh notte
Tramontate, stelle
Tramontate, stelle
All'alba vincerò

vinceremo...


domingo, 12 de abril de 2020

Semana 4

Querido diario:

Mientras escribo estas líneas recuerdo tristemente que tenía que estar disfrutando de unos días entre amigos en Asturias. Es Semana Santa y, en lugar de estar descansando en el pueblo o, como iba a ser este año, en el Paraíso Natural, me encuentro en casa. Recuerdo que desde que ese viaje empezó a gestarse a la vuelta de una carrera en León lo estábamos preparando con mucha ilusión. Habíamos alquilado una casita a poca distancia de la Ruta del Cares y, antes de que esto empezara, estuvimos hablando de qué lugares visitar, cómo organizar las comidas, el transporte... A las pocas semanas anulamos la reserva...

Estamos en la semana 4 y, según ha aprobado el Gobierno hace unos días, nos quedan dos más y luego empezará la vuelta a la normalidad. Si te digo la verdad, el volver a meterme en el Metro con eso suelto y sin mascarilla y protección, me genera un poco de ansiedad... 

Yo creo que vamos a estar más tiempo en casa, aunque en breve la gente que no puede teletrabajar vuelve a sus puestos y no sé yo... Mientras escribo esto, hemos superado los 160.000 contagiados, más de 16.000 muertos y cerca de 60.000 recuperados!! (este es el mejor dato).

Esta semana he continuado disfrutando de eventos online. El otro día me llegó un enlace para asistir a una manifestación a través de YouTube, pero decidí que era mejor hacer un dibujo para enviar al hospital provisional que se ha instalado en IFEMA. 

Estos días, sobre todo, he estado viendo entrevistas con expertos y ponencias variadas que me ayuden a darle sentido a esto y a encontrar sus aprendizajes.

Otra de las iniciativas que se está realizando durante estos días es la de hacer llegar una carta a los enfermos de coronavirus que se encuentran ingresados en los hospitales. Después de muchas vueltas, al final conseguí escribir algo decente para enviar al 12 de Octubre, que es donde he decidido que esté mi destinatario. Es difícil escribir palabras de ánimo para alguien que no conoces y que encima lo está pasando tan mal, no solo por la enfermedad, sino también por el hecho de estar solo y no tener la mano de un ser querido cerca. Esto es lo cruel de esta pandemia...

El mundo ha cambiado tanto en pocos meses....

La gente comienza a aplaudir. Yo hoy no saldré a la ventana y permaneceré en silencio en señal de respeto de 16.000 vidas.





domingo, 5 de abril de 2020

Semana 3

Querido diario:

Me pregunto si cuando termine esto mis manos volverán a ser como antes...

Decirte que, como decía Dorothy en “El Mago de Oz” (1939), “se está mejor en casa que en ningún sitio” y, oye, que no se está mal... luego cuando pueda me va a costar salir y todo...

Lo tengo todo al alcance de la mano y he descubierto las bondades de pedir productos frescos a domicilio. Con tal de no salir...

Incluso antes mi bandeja de hotmail estaba llena de ofertas para ir a ver conciertos y ahora me mandan enlaces para ver a solistas cantando en su casa y la cosa está muy interesante porque ahora están ya los americanos en cuarentena así que este fin de semana he conocido el salón de Alicia Keys...

Mientras escribo esto miro el calendario. Marcado en rojo pone “preparar la maleta”... vaya revés...

Me acuerdo de la Nochevieja, cuando brindábamos por un año redondo y lo que va siendo redondo son las cifras que nos está dejando. Aquí en España hemos superado los 120.000 contagios y llevamos cerca de 12.000 fallecidos. Pero hoy te subrayo a quienes han podido con esto y que ya son cerca de 35.000 personas 💪🏻💪🏻💪🏻.

Llevamos una semana llegando al pico de la curva de los contagios y parece que ya está más cerca. Aunque, bueno, según parece, esto no es como escalar el Everest, que tocas cima y bajas, sino que los expertos lo comparan más con el Kilimanjaro, ya que una vez que subamos habrá una especie de meseta antes de empezar el descenso, que cosas...

El presi nos acaba de decir que vamos a estar otros 15 días más en casa y quiza luego otros 15, según ha dejado caer. Me pregunto ¿quién le hace los discursos? ¿Cómo se puede decir tan poco en tanto?

Cambiando de tema... esta semana se han hecho virales las listas sobre las enseñanzas de esto y qué haremos en cuanto acabe esto. Si te soy sincera, creo que ahora pensamos mucho en esta situación, pero, cuando recuperemos la normalidad, salvo que guardaremos la distancia, nos lavaremos más las manos y llevaremos mascarilla como un complemento más, no creo que cambie nada.

No aprendimos nada del 2008 y ahora tenemos una más gorda... a ver si esta vez vemos lo de verdad merece la pena y nuestro ritmo de vida se relaja...

Yo lo que creo es que las primeras semanas nos pondremos como locos a buscarnos para, aunque sea a la japonesa, darnos esos besos y abrazos que tanto echamos de menos y cuadrar agendas va a ser complicado... si ya cuesta cuadrar videoconferencias!!!

Cuando vuelva la luz... va a ser muy grande...

Ganas...

sábado, 28 de marzo de 2020

Semana 2

Querido diario:

Segunda semana de encierro y lo que te rondaré morena.., porque por lo menos nos quedan otras dos semanas más en casa, hasta que empiece a bajar la maldita curva.

El otro día meditando tumbada en el suelo del salón mientras seguía una clase de yoga por Instagram, tuve la sensación de estar en un capítulo de “Black Mirror”, concretamente el segundo de la primera temporada. Ese en el que vivían en una habitación y se dedicaban a pedalear para generar energía y méritos. En este caso, el mérito es quedarte en casa y el premio no acabar infectado. De película de terror o videojuego...

Como me encuentro mejor y creo que ya he guardado la cuarentena en el caso en el que tuviera el bicho (bueno esto es un decir porque aquí cada uno te dice una cosa), el viernes viví la experiencia de ir a comprar. Antes de entrar te tienes que preparar como si fueras a un quirófano: desinfectar manos y poner guantes con los que haces la compra, procurando no cruzarte a nadie por los pasillos. Desafortunadamente a las horas a las que fui ya quedaba poco donde elegir. “Los juegos del hambre” fue otra peli que me vino a la memoria en ese momento. La de “Contagio” por descontado, desde que empezaron a llegar las noticias de China...

Y luego está el protocolo de llegada a casa: no tocar nada, lavado de manos, vaciado y desinfección de carro de la compra, lavado de manos, desinfección de pomos y llaves, lavado de manos, desinfección de teléfono móvil, lavado de manos, desinfección de la compra, lavado de manos, desinfección de zapatos, lavado de manos y finalmente desnudarse, meter la ropa en la lavadora y a la ducha directa. Estrés es poco...

Así pasa, que, como si fuera Lady Macbeth, de tanto lavar las manos, al final del día parecen de un extra de “The walking dead”. Menos mal que la vaselina que compré para las rozaduras cuando hice el Camino ha venido al rescate.

Cada vez que me acuesto pienso que vuelvo a la rutina, que el despertador volverá a sonar a las 5:40 y después de trabajar iré al gimnasio, a correr, a clase, a mis cañas runneras de los viernes... Pero no... me siento en mi despacho y el resto del día transcurre en casa...

Solo respiro cuando salgo a la ventana a aplaudir por las tardes y no mucho, que el maldito virus se queda en aerosoles y a ver si va a toser algún vecino...

Estamos escalando la curva de contagios y es muy dramático. Ya nos lo dijeron los del Gobierno: esta semana va a ser la peor. La verdad es que yo no les creo nada y cada día es una nueva cagada. Mientras, los hospitales rebosan y los sanitarios, sin protección porque no les llega, se enfrentan al virus a porta gayola. Casi alcanzamos los 6.000 muertos y más de 72.000 personas contagiadas.

Con estas cifras el Gobierno decidió esta semana ampliar el plazo de Estado de Alarma y que sigamos confinados. Mientras, fuera se libra una guerra contra un jodido virus que está mermando a la población mundial y que va a vencer la solidaridad. Porque si no es por la gente, esto no se para... La gente cose mascarillas, imprime pantallas de proyección y se organizan miles de actos para recaudar dinero para proteger a nuestros héroes, ya que nuestros políticos no hacen mucho por ellos... People have the power, que canta Patti Smith. O como ha dicho el Papa Francisco “nadie se salva solo”.

Por el WhatsApp llega de todo y, junto a vídeos de situaciones reales, parodias y memes, llegan muchos bulos y noticias y gráficos que asustan.

De hecho, estoy dejando de ver las noticias para que no crezca mi ansiedad y centrarme en la música y los directos de Instagram.

Hablando de música... hoy también me despido con ella. Esta semana se dio a conocer esta canción, a ver si te gusta...


https://youtu.be/fj4vTobOSkk






sábado, 21 de marzo de 2020

Semana 1

Querido diario:

Ya llevo una semana en confinamiento (como suena…) y he descubierto que me he vuelto una hipocondríaca de primera. Cada síntoma al que antes no darías ninguna importancia ahora te puede quitar el sueño. Ya he llamado al teléfono de ayuda y me he autoevaluado con una app específica para el coronavirus de la Comunidad de Madrid. Cada nuevo día que me levanto lo tacho cual preso en el calendario de la cocina, ya que el periodo de incubación de esto dicen que es de 5 a 14 días… ya queda menos para llegar a la quincena…

La verdad es que me he creado una rutina y estoy llevando esto del encierro bastante bien. Después de mi ritual para comenzar el día, que empieza como termina, es decir… poniéndome el termómetro… a trabajar. En el trabajo estamos a tope y suelo terminar tarde y para entonces ya ha pasado gran parte del día. Luego a cambiarme de ropa y al salón a hacer deporte con las cientos de propuestas que hay. Al final no voy a echar de menos el gimnasio (sí a los runners). La verdad es que echo de menos a mucha gente, sobre todo a mi familia con la que hablo todas las tardes y así veo las ocurrencias de mi peque. El club del pin también está en mis pensamientos e intentamos hacer videoconferencia para vernos y saber que estamos bien.

A las 8 toca salir a aplaudir, no solo a los sanitarios, cajeros, limpiadores, cuerpos de seguridad y demás currantes que se están dejando en ocasiones la vida porque salgamos de esta, sino también por aquellos que hacemos caso a lo que nos dicen y nos quedamos en casa. Porque esa es la forma que tenemos de aportar nuestro granito de arena en esto que el Gobierno califica de guerra. Responsabilidad y solidaridad. No pide nada… 

De fuera llegan noticias tristes. Ya vamos por más de mil muertos en España y la curva de contagios es cada vez más puntiaguda… Yo sigo en casa lavándome las manos, que las tengo agrietadas de tanto hacerlo.

Apenas salgo, pues por mis síntomas no sé si puedo ser un peligro andante, así que tengo un ángel de la guarda que me ayuda a llenar la despensa y yo solo bajo a la calle cuando es imposible cruzarme con nadie para tirar la basura. En este cometido he descubierto lo bien que me viene seguir teniendo elasticidad para abrir con los pies las puertas y no tocar NADA!!!

Estos días muchas canciones me recuerdan a esta situación de la que espero que salgamos con una lección y que cada vez creo más que es una venganza de la Madre Naturaleza, quien, mientras tiene a los humanos cerrados a lo largo del planeta, ella está siendo desentubada. 

Te dejo la que me ha rondado hoy la cabeza… porque saldremos de esta, con bajas, eso sí... Ahora voy a llorar mientras aplaudo por la ventana… 







martes, 17 de marzo de 2020

Una lección de vida

Mientras comienzo a escribir estas líneas, el cuerpo me dice que algo no anda bien. Una mezcla entre preocupación y ansiedad... De fondo, el cantante del grupo Miss Cafeína da a través de su Instagram una especie de mini concierto. Es una de las cientos de iniciativas que se están realizando para hacernos más pasajero este encierro al que nos somete un virus de origen chino.

Todo vale para que en esta cuarentena no se nos caiga la casa encima, pues todo apunta a que va a ser larga... Conciertos gratuitos, festivales de música, sesiones de poesía, obras de teatro, visitas virtuales a museos, películas, cursos de todo tipo, tablas de ejercicios y meditación, cuenta cuentos, revistas... lo importante es estar entretenido y tener la cabeza ocupada en un tiempo que muchos, como es mi caso, pasamos a solas, y es difícil no derramar alguna lágrima. Las redes sociales están siendo las grandes aliadas.

En estos casos, salvo zopencos y zopencas que siempre hay, los españoles nos crecemos en las situaciones difíciles y tiramos de solidaridad. Prueba de ello es la plataforma “Todo saldrá bien”, creada para solventar las necesidades de aquellos que lo tienen más difícil en esta guerra contra un bicho con un nombre muy real que está dejando muchas vidas menos por donde pasa. Y también hay algún amigo o vecino que está ahí. Lo cual se agradece.

Asistimos atónitos a un cambio radical en nuestras vidas. Digno de los guiones de todas esas películas apocalípticas que, desde que empecé a tener noticias de este virus, he ido repasando en mi cabeza. Los programas se graban sin público y sin apenas equipo, los programas de radio se hacen por Instagram, gran parte de las empresas cierran y muchas imponen el teletrabajo, las reuniones ahora son por Skype, las clases son a distancia, todo está cerrado (incluso nuestras fronteras) y hay un protocolo de seguridad para ir a comprar al súper... ¿Nos habrá castigado Gaia por el mal que le estamos haciendo?...

Ya no nos abrazamos, ni besamos, ni siquiera con el codo o el pie y, si sales a la calle, tenemos que mantener una distancia social de seguridad de al menos metro y medio, pues al bicho chino le encanta saltar de persona en persona. Menos mal que están las videoconferencias, y las cenas con nuestros amigos o la familia las hacemos cada uno confinado en su casa.

Este virus nos ha cambiado las vidas y, sobre todo, nuestra mentalidad. Hemos pasado del “no me da la vida” a “espero que me de mucho y más para estar con todos aquellos a los que tanto echamos de menos durante estos días”. Porque este coronavirus nos ha enseñado a apreciar a nuestra familia y amigos y aprender a centrarnos en nosotros y en nuestra salud. Estando bien, cuidándonos, alimentándonos y pensando en nosotros y los que nos rodean, no tenemos nada que temer. Al parecer ese es el juego: cuidarte tú para cuidar del resto. Algo a lo que la vida que llevábamos no nos tenía acostumbrados, pues siempre había algo por encima. Capitalism rules...

Pero ahora estamos parados de seco, redescubriéndonos a nosotros y, si estáis con alguien, a ese compañero o compañera de encierro, pues estas situaciones son decisivas (al parecer en China, finalizado el encierro, aumentaron los divorcios). Este virus nos hace pensar que el egocentrismo no va a ningún lado, pero la solidaridad sí y empieza por seguir las normas que se nos van marcando. Solo así podremos salir de ésta. Ya habrá tiempo para paseos, para entrenos, para carreras, para cañas, pero, sobre todo, para abrazos fuertes sin distancia, que es lo que, por mi parte, más echo de menos. Salud!