domingo, 17 de mayo de 2020

Semana 9

Querido diario:

Ya van tres meses sin tocarnos,  sin besarnos o abrazarnos. Hablándonos de lejos y, si coincidimos con conocidos en la calle, apenas cruzamos unas palabras. “Ya seguimos hablando luego por videollamada mejor”.

Así estamos... besándonos por la cámara, brindando, abrazando al móvil, celebrando cumpleaños y demás eventos, asistiendo a clase y deseándonos buenas noches a través de la tecnología.

En estos meses el móvil, el ordenador, el IPad o la tablet son nuestra llave de contacto con el exterior... hasta los exámenes los hacemos desde casa. La nueva normalidad... 

Los que somos digitales tenemos suerte y la tecnología es nuestro aliado, pero para muchos de nuestros mayores y las personas con discapacidad no ocurre así y les aísla todavía más si cabe...

A la crisis económica que esto está suponiendo, se está sumando una crisis emocional y de valores muy importante. Cierta gente, vinculada a ciertos partidos, empieza a estar harta de que esta situación no les deje hacer una vida normal y, con la excusa del patriotismo y la defensa de las libertades, se echan a las calles cacerolas en mano y envueltos en la bandera de España para pedir la dimisión del Gobierno y, de paso, hacer gala de su solidaridad y poder dar al traste con estos dos meses de lucha contra la pandemia.

Creí que este virus que había transformado nuestras vidas, que nos ha acercado más a nuestras familias y amigos, que ha hecho que descubramos en nosotros nuevos talentos y nos ha dado tiempo para la introspección, provocaría también un cambio en la mentalidad de la gente. Todo lo contrario. Conforme se relajan las medidas de confinamiento vuelve a salir el egoísmo, el interés particular, el no preocuparse por el otro, la falta de responsabilidad. 

Ya no se habla de las más de 27.600 personas que se ha llevado por delante este bicho, de las 231.000 contagiadas y la lucha de los sanitarios y otros que entraban en el aplauso de las 8 de la tarde, sino de a ver cómo me puedo saltar las normas y a ver cuando pasamos de fase en Madrid para ir a las terracitas. Porque la solidaridad no va en nuestro ADN... pero disfrutar de un tinto de verano al sol...

La Organización Mundial de la Salud (OMS) comienza a alertar de una nueva ola (el que avisa no es traidor) que puede ser más letal que esta y que los países no bajen la guardia y se preparen.

Ojalá esta vez los escuchemos, y también esos padres que veo ahora por mi ventana hablar todos juntos como si nada mientras su niños juegan, o esos grupos de adolescentes que bajan a hacer botellón al parque o las señoras que se ponen a andar kilómetros, mezclándose con gente haciendo deporte y con la mascarilla de adorno. Ojalá los escuchemos y nos preparemos social, sanitaria y económicamente, porque no creo que la economía mundial aguante otra embestida. De nosotros depende...


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