miércoles, 15 de abril de 2009

El fin de la infancia


Estaba buscando un tema para retomar mi actividad bloguera cuando recordé a un chico que encontré hace unos días durante una breve visita a Tánger. Sí, durante mis pasadas breves vacaciones de Semana Santa pude hacer una escapadita al otro lado del Estrecho. Fue sólo un día, pero mereció la pena. Aunque era con una excursión organizada y había momentos en los que te sentías como si fueras parte de un rebaño humano, intentaba evadirme de los vendedores callejeros y captar el espíritu de la ciudad.

Volviendo al tema..., como parte del programa de la jornada paramos en un restaurante a degustar el típico couscous, los pinchitos de turno y, por supuesto, los dulces y el té verde. A la entrada me llamó la atención un chico y a la salida allí seguía, fiel a su negocio. Era muy bajito, ciego de un ojo y tenía una mano deformada con la que sujetaba las postales que intentaba vender a los turistas. No sé cuántos años tendría, pero me trajo a la memoria otra imagen, la de los niños de La India o los slumdogs que retrata la oscarizada película. La verdad es que nunca he estado en ese país y ganas no me faltan… Por eso, tal vez esas lesiones del niño de Tánger no eran normales. La película te muestra que hay bandas que trafican con estos muchachos que no dudan en privarles de sus sentidos para conseguir sus fines lucrativos. A lo mejor ese chico pasó por lo mismo o, lo que es peor, es su propia familia la que intenta sacar provecho de las deformidades de su hijo.

Al volver al ferry me quedé mirando a una familia española, comentaba la visita con sus pequeños, que reían emocionados al recordar su excursión por el mundo de las mil y una noches y parecían ajenos a la imagen de aquel chico del restaurante. Como él otros muchos niños no pueden disfrutar de esos momentos con sus padres, quienes en muchos casos les abandonan en manos ajenas para poder seguir viviendo sin importar el futuro de sus hijos.

Por fortuna puedo decir que vivo en un país en el que muchos niños siguen siendo eso, mejores o peores, pero, aunque en los tiempos que corren es difícil, podrán tener un buen recuerdo de esa bonita etapa de la vida que es la infancia.