viernes, 11 de julio de 2008

Para ser feliz quiero un iPhone


Hoy se ha lanzado el último aparatito de Apple... su ansiado iPhone 3G. La verdad es que desconozco las prestaciones de tal artilugio pero las expectativas que ha despertado me parecen exageradas. Total es un móvil... y se expone a los mismos riesgos que el resto de móviles, vamos que si se cae... y más éste que parece tan frágil.

Su principal característica es que permite la descarga de contenidos desde Internet a la velocidad más alta que hoy es posible en movilidad. Asimismo, cuenta con la integración de un chip GPS, con la que Apple espera que el iPhone despierte el mercado de servicios de localización. Dos cosas muy útiles, sobre todo para mí que, cada vez que por error me conecto en Internet, me acuerdo de Vodafone y de su configuración de pantalla.

A mi juicio este teléfono es útil para grandes empresarios o ejecutivos que necesiten consultar Internet continuamente y que sean, como lo denominan los operadores, "grandes consumidores", porque el resto de mortales ni lo usa, sobre todo por lo que suponen esos servicios en la factura final. Pero en las imágenes de colas que he podido ver, desde luego que éste no era el perfil... Sobre todo había jóvenes y otros fanáticos de la última tecnología que desde hace días esperaban a hacerse con el invento, algunos para batir un récord de permanencia en una cola, esto ya si que....

Un precio del invento va desde los 0 a 359 euros en función del contrato elegido con Telefónica que tiene la exclusividad en su comercialización. ¿Crisis? ¿Quién dijo crisis? Si la gente es capaz de sacrificar su comida por semejante ingenio... Por mi parte, seguiré con mi móvil de toda la vida y emplearé lo que me ahorro en el iPhone en otros menesteres... De momento, en cenar con mis amigos y darme una vuelta por los bares para ver cómo los nuevos usuarios del iPhone lo enseñan al personal.

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