Sin duda el arte contemporáneo no termina de gustar a la gente. Ayer se hacía público el primer balance de visitas del Centro de Arte Dos de Mayo, uno de los emblemas de este año del Bicentenario que estamos viviendo en Móstoles y que, por el momento, se está quedando en eso, en simple emblema.
A pesar de la gratuidad de la entrada y la calidad de las exposiciones, según los datos ofrecidos por la Comunidad de Madrid, en los seis meses que lleva de funcionamiento el centro, han pasado por él 18.000 visitantes. La cifra parece buena si no fuera porque los primeros 12.000 lo hicieron el primer fin de semana de funcionamiento, quizá atraidos por la novedad y el recuerdo que se llevaban tras su visita. Pero como siempre, pasando el tiempo del regalo, el interés decae y más si se trata de un arte difícil de entender.
Yo he sido uno de esos 18.000 visitantes, he podido conocer cómo era la Casona de Móstoles y disfrutar de un momento de relax paseando por el graderío de la planta superior. Con la llegada del Otoño, el centro trae nuevas exposiciones, entre ellas una de fotografías de Roberto Masats, Premio Nacional de Fotografía 2004, que es altamente recomendable.
Una buena alternativa para pasar las tardes de Otoño. Buen arte y además gratis que es lo que se agradece en estos tiempos de crisis.
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